El punto de partida: medir el progreso y no solo los resultados absolutos.
- Al establecer nuestros objetivos es posible que hayamos considerado valores absolutos: producir x cantidad, vender x pesos, conseguir x clientes. Eso está muy bien y es correcto chequear cómo progresamos en función a esos objetivos. Sin embargo, es importante también analizar el progreso. Por ejemplo, ¿cuánto crecimos proporcionalmente al año anterior? Quizás no llegamos a la mitad del objetivo linealmente pese a estar a mitad del año, pero nuestro ticket promedio creció más que la inflación. O los clientes que conseguimos realizaron pedidos y compras de mayor monto. O se volvieron clientes recurrentes. Entonces, analizar también la calidad y no solo la cantidad. El progreso y no sólo el total.
- Las fluctuaciones de la economía en el período analizado no pueden dejarse de lado. Mucho menos en Argentina. ¿Cómo era la situación económica al momento de establecer nuestros objetivos? Temas como inflación, devaluación, restricciones, etc, deben considerarse a la hora de medir nuestro progreso.
- Los factores del contexto: ¿qué otros cambios pudieron afectar nuestro desempeño? Un cliente importante que se retira del negocio, colaboradores clave que dejan la empresa, cambios en el liderazgo en nuestro trabajo, cambios familiares o de salud que pueden haber incidido en nuestro desempeño, etc.
Re-evaluar los objetivos
- ¿Siguen vigentes? Una vez analizados los temas mencionados en el punto anterior, es posible que alguno de nuestros objetivos ya no siga vigente o necesite ser redefinido. Siempre es un buen momento para hacerlo.
- ¿Hay nuevos? Del mismo modo, tal vez sea necesario incluir objetivos nuevos que se hayan vuelto relevantes para nosotros en esta etapa del año. Todo análisis debe tener en cuenta esto. Si faltan aristas importantes, pierde validez.
El valor del recorrido: la importancia de reconocer aprendizajes y logros
Muchas veces tendemos a ver lo que nos falta, el vaso medio vacío. Mi propuesta es que te detengas a observar (y registrar) qué aprendizajes tuviste en estos meses que pasaron. La mayoría, seguramente, se originaron en las cosas que no salieron bien, pero te dejan en mejor situación a futuro.
En segundo lugar, listá tus logros. ¡Seguro los tenés! De los más significativos a los más pequeños. Que esta revisión sea también un espacio de celebración.
El impacto de las acciones: qué funcionó y qué no
- Profundizar aquello que viene resultando y que sigue alineado con tus objetivos.
- Descartar las acciones que no trajeron buenos resultados o que tuvieron un impacto insignificante.
- Incorporar a tus planes nuevas estrategias o acciones que no tuviste antes en cuenta o que se vuelven necesarias por cambios en tus objetivos.
¿Y ahora qué? Las acciones correctivas y las nuevas metas
El resultado de todo este análisis va a decantar en un plan actualizado con acciones correctivas, si es necesario, para acercarte al logro de tus metas.