Lecciones de liderazgo que nos dejó la Copa América

Es fundamental la credibilidad para lograr el apoyo a nuestras decisiones. Si no logramos inspirar y convocar la voluntad, podemos tener a los mejores, y aún así, no lograr nada.

No soy fan de los deportes pero, cuando la selección argentina participa en alguna competencia, no puedo evitar quedar hipnotizada ante la pantalla, en un sube y baja de emociones.

Esta vez, como en el mundial de Catar, todo fue alegría. Pero lo que tiene el deporte de alta competencia, es que los resultados son todo menos aleatorios. Hay detrás trabajo, constancia y disciplina. Y liderazgo, que es de lo que quiero hablar hoy. 

Estas son algunas de las cualidades y habilidades que pude identificar en la selección nacional y sus referentes que me parece importante destacar:

Humildad y foco en el equipo

¿Cómo se hace cuando en tu equipo están los mejores? No sólo el mejor del mundo, sino que todos son los mejores entre los suyos. Se vuelve al objetivo común. En este caso, ganar una competencia.

Y, para lograr esto, las individualidades y los egos exagerados deben quedar a un costado. Creo que la humildad fue una de las claves de este equipo ganador. No se vieron ni se escucharon reacciones airadas tras los cambios. Las órdenes se acataban ante la certeza de que eran lo mejor para el equipo. La búsqueda del logro colectivo se impuso a la búsqueda de visibilización individual.

Como líderes queremos tener en nuestro equipo a los mejores. Luego, la tarea está en trabajar en la pertenencia, el sentido de equipo, la búsqueda colectiva de la meta en común. Potenciar los talentos para integrarlos en un equipo ganador.

Es fundamental la credibilidad para lograr el apoyo a nuestras decisiones. Si no logramos inspirar y convocar la voluntad, podemos tener a los mejores, y aún así, no lograr nada.

Confianza

Este es, justamente, el ingrediente esencial para que lo mencionado en el punto anterior sea posible. 

Si el técnico no hubiera logrado una confianza radical de parte de sus dirigidos, sus decisiones habrían sido cuestionadas y la falta de apoyo habría causado mella en los resultados.

¿Cómo se gana la confianza? Con capacidad, integridad y resultados. Con coherencia y un trabajo continuo y enfocado. Sosteniendo las decisiones aunque no parezcan simpáticas para que luego su efectividad se pruebe en la cancha. Lionel Scaloni llegó a la selección casi como un desconocido, con más detractores que otra cosa y, sin embargo, logró hacerlo.

Gestión de emociones

No se puede gestionar lo que no se registra. Y creo que este equipo demostró una conexión fuera de lo habitual. No solo la típica arenga motivadora, sino la expresión del apoyo, de la confianza, de los dolores y de las frustraciones.

Si no reconozco qué me enoja y qué me frustra, no puedo gestionarlo. Si no dejo salir las lágrimas por lo que me duele o me molesta, se queda ahí, haciendo ruido interno y evitando que pueda avanzar.

Estos jugadores y su cuerpo técnico se permitieron llorar, abrazarse, elogiarse y también tener autocrítica pública. Pudieron gestionar la frustración y levantarse después de resultados poco satisfactorios y pudieron convocar una mentalidad ganadora.

Nunca el camino va a ser solo de rosas, pero poder gestionar efectivamente nuestras emociones y las del equipo, no ponerlas debajo de la alfombra sino registrarlas, conversar y usar los aprendizajes nos va a permitir avanzar hacia las metas.

Reconocimiento 

No hubo una sola instancia donde los protagonistas no reconocieran la importancia de cada una de las partes en cada logro. Ante cada elogio personal, destacaban a sus compañeros. El técnico se cansó de alabar a sus jugadores. Merecidamente, por supuesto. Pero no demos por hecho nunca el reconocimiento de todos los que hacen posible cada logro. 

También incluyeron a sus familias, a quienes los acompañaron e hicieron posibles sus carreras. No hay equipos ganadores sin un entorno que los acompañe y promueva. No te olvides, entonces, de reconocer a cada una de las personas que hace posible tu éxito.

Se ha escrito mucho y podrían escribirse libros enteros, pero quería destacar estas cuestiones en particular para recordar que un liderazgo exitoso es posible, que se puede tener el mejor equipo, pero que nada de esto nos llevará a las metas si no se trabaja desde la humildad, la confianza, la gestión emocional y el reconocimiento continuo y oportuno.

 

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